Por Pilar Cabañero:
Es un acierto por parte de la Academia pretender acercarse a ámbitos de
conocimiento a través de las personas. Por eso quise ser obediente, no preparar
una charla al uso y permitirme si era preciso, lanzar la chuleta por debajo de
la mesa. Así que, he de confesar que fueron los propios miembros de la Academia
quienes pusieron rumbo a mi exposición, que comenzó recorriendo el camino
intermedio entre alguien llamado Pilar Cabañero y el apasionante mundo de la
Psicología.
Mi profesión justifica la curiosidad como una herramienta de trabajo de
primer orden. De igual modo hace de la persona, lo humano y su bienestar, el
principal objetivo de estudio y esfuerzo. Ambas cosas ya se alojaban en mi
interior antes de aprender…incluso a escribir Psicología.
De todos los campos, el clínico
es el que ha requerido más formación a lo largo de mi experiencia profesional,
nutrida también de intensos años de trabajo en el ámbito social.
Aquí realicé el primer inciso sobre qué entendemos por salud mental, que implicaciones tiene un diagnóstico, en qué se
basa y cuándo resulta útil. ..(a la vista de múltiples preguntas, tire los
apuntes por debajo de la mesa).
El bienestar psicológico es una percepción de equilibrio, autonomía y
confort en el ámbito físico, social y comportamental. Es un concepto complejo,
que no admitimos se reduzca a la simple
ausencia de patología identificada. Hay mucha salud en personas con un
diagnostico psicopatológico, al igual que hay mucha confusión y sufrimiento en
personas a priori “sanas”.
Por tanto no sólo en el primer caso debemos valorar el acompañamiento
profesional. Ofrezcamos oportunidades de cambiar lo que nos genera malestar en
nuestras relaciones o nuestras emociones, contando con personas cualificadas.
Sobre la profesión del psicólogo pesan los estereotipos y pesa la falta de información sobre nuestra
metodología de trabajo. Hace de la terapia un espacio en el que se desconfía y
que se aplaza hasta que las emociones ahogan nuestra garganta paralizándonos.
Animo a desmitificar nuestro trabajo y por ello hablé en la cena de las
pinceladas más generales de cualquier intervención. Hablé sobre la evaluación y
sus métodos, los diversos enfoques, sobre la prevención y sobre la implicación
activa de cualquier persona en la comprensión de su propio proceso de cambio.
Conjuntamente debatimos sobre la complementariedad de lo físico y de lo
psíquico, de la multicausalidad de la enfermedad mental severa, de las
variables presentes en nuestra vida cotidiana que enturbian las relaciones y
producen estrés..
Surgieron cuestiones sobre la función de Psicólogo deportivo, los aspectos
motivacionales y cómo los rasgos de nuestra personalidad influyen decisivamente
sobre nuestro modo de interactuar con los demás en un equipo o en una familia o
en una empresa
Me reconozco muy afín a las premisas sistémicas y desde ese modelo trato de
entender las dificultades a partir de las cuales plantear cambios. Me suscita
interés la persona que está detrás de cada síntoma, su forma de comunicarse,
sus proyectos, su forma de pensar y aún en el sufrimiento las breves
experiencias de normalidad que generan confianza en uno mismo y son motor de
cambio.
Con el mismo prisma que los miembros de la Academia de las Ciencias creo
que un psicólogo debe aproximarse a las dificultades desde la persona.
Aunque con este brevísimo resumen paso el testigo a un nuevo Ágape, quedo a
vuestra disposición para cualquier duda u orientación.
Gracias por vuestra maravillosa acogida.
Vitoria-Gasteiz 08/05/2015