Por Antón Bilbao
Una de las ideas sobre la que giró mi
participación en esta reunión de la Academia de las Ciencias fue la de la
contradicción que supone el hecho de que sea el arte del tiempo que nos toca
vivir, el arte contemporáneo, aquél al que más difícilmente nos acercamos, y si
lo hacemos es con inevitables reservas. Esto no es exclusivo de
Vitoria-Gasteiz, naturalmente; es algo generalizado en una sociedad como la
española, por ejemplo, que atravesó un extenso desierto cultural en el tramo
central del siglo XX. Es un fenómeno relativamente común en sociedades
avanzadas, cercanas a nosotros, aunque quizás menos extendido. Lo queramos
o no, el deportes es la sección más leída de los periódicos, y la cultura
la que menos.
Y este es el momento en el que, hace
doce años, aterriza Artium en Vitoria-Gasteiz. La nuestra es una ciudad volcada
con su historia y orgullosa de ella, aunque posiblemente no conozcamos muchas
cosas de ella. Toca empezar a instilar en el tejido social vitoriano un suero
que hasta la fecha había sido escasamente recetado.
La genialidad de unos visionarios que
comenzaron a coleccionar arte contemporáneo hace cuarenta años no implica
necesariamente el entusiasmo generalizado hacia la idea. Ni su conocimiento. Lo
cierto sin embargo es que hoy constituye un patrimonio público, patrimonio de
Álava, irrepetible y de valor incalculable.
El trabajo diario es hacer que esa
condición sea entendida y apreciada por cuantos más ciudadanos mejor. En ello
se vuelca el museo con sus recursos, que son recursos culturales y artísticos;
y para ello necesita el museo el apoyo de las instituciones, en especial de las
que en la ciudad tienen mayor capacidad de difusión entre la ciudadanía. A modo
de ejemplo, no siendo Artium un proyecto creado con fines turísticos, como
puede suceder con otros proyectos, incluso proyectos nominalmente culturales,
lo cierto es que estamos convencidos de que puede ser un recurso más de la
ciudad, y uno no poco importante, dentro de su política de atracción turística.
Este encuentro con los miembros de la
Academia de las Ciencias ha sido una experiencia fantástica; quiero agradecer a
todos la invitación a sumarme a su grupo, la oportunidad de explicar algunos
detalles de este proyecto y el afecto que sentí a lo largo de toda la velada.
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Vitoria-Gasteiz 04/04/2014
¡Pero qué caritas tenéis todos en las fotos! ¡Cómo os aburrí! Gracias de nuevo y un abrazo a todos.
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