¿UN NUEVO MUSEO PARA VITORIA?
Por Félix López
En los momentos de esplendor económico, parece que a los dirigentes del momento les entran las ganas de hacer edificios buscando cualquier excusa.
Por Félix López
En los momentos de esplendor económico, parece que a los dirigentes del momento les entran las ganas de hacer edificios buscando cualquier excusa.
En cualquier caso, no se si sucede así con la decisión de crear un edificio que recoge, de manera específica, la valiosa colección de arte moderno que posee la Diputación Foral de Álava. Así, desde que a mediados de los años 70, esa Entidad inicia una política sistemática y sostenida de adquisiciones de obras de arte contemporáneo. El fondo no ha dejado de crecer hasta convertirse en una de las colecciones de referencia en su género. Y es el momento en el que, por su volumen y el interés que genera todo este cúmulo de obras hace que se piense en independizar todo ese patrimonio de su ubicación, allí en el conocido como el “Palacio Augusti”, sede del denominado Museo de Bellas Artes de Álava, y pensar en la construcción de un edificio más moderno y acorde con el contenido que va a tener.
Ni que decir tiene que, una vez decidido lanzarse a esa aventura, no tardan en aparecer los consabidos debates sobre su ubicación -¿sobre la nueva estación de autobuses?-, su diseño arquitectónico y, por supuesto, la necesidad de contratar un arquitecto de renombre a fin de hacer, como se dice de una manera muy pomposa, “un edificio emblemático”.
Pero…, ¿todo es construir un edificio?
No ya que, como dice Carlos Pérez Uralde , “Si un cuadro no es nada salvo cuando alguien lo mira, un museo no pasa de ser un almacén cualificado si no tiene quien lo visite. La pinacoteca más interesante del mundo se quedara en hangar de retales si no recibe a diario a cientos de ciudadanos que pretendan entender por qué el individuo humano se desprendió de su condición de primate elemental en cuanto supo que podía, no ya acomodarse al medio sino recrearlo y por lo tanto mejorarlo: en eso consiste el arte.”
Para continuar diciendo: “Lo verdaderamente fundamental es que el nuevo museo sirva para que miles de ciudadanos descubran que la vida no consiste sólo en ver pasar los mediocres asuntos cotidianos, sino para que comprueben que el disfrute del arte hace de la vida un trámite mucho menos penoso y bastante más estimulante. Ojalá una vez superados los momentos estelares, las inauguraciones con gran boato y circunstancia y toda la parafernalia, se sustituya la mera curiosidad pasiva por el interés y el museo sea más que un reclamo pasajero. Nunca se alcanzarán, salvo milagro por medio, las afluencias masivas que revientan los estadios de fútbol o baloncesto, pero quizá algún día seamos un pueblo culto que no considere una extravagancia de snob tontuelo visitar un museo de arte.”
Vitoria - Gasteiz 03/10/1997
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