BIOGRAFÍA DE UN MUSEO. RELATOS DEL DÍA A DÍA
Por Sara González de Aspuru
¿Quién no ha oído hablar en esta ciudad del Museo de Bellas Artes de Álava? Su edificio principal, el Palacio Augustin-Zulueta, es toda una referencia visual y uno de los de mayor entidad arquitectónica, junto con sus jardines. Es, de hecho, el museo más antiguo de la ciudad desde su fundación en 1941 como Casa de Álava y el que más vicisitudes ha vivido.
Tras reunir colecciones diversas como arqueología, Museo Diocesano, fondos de la Escuela de Artes y Oficios, Depósitos del Museo del Prado, Fundación Amárica, secciones de Arte Moderno, Colección de Numismática, Museo de Naipes, y una numerosa y destacada colección de arte contemporáneo, desde 2001 y tras una importante reforma, se identifica por una colección de arte vasco y español de los siglos XIX y primera mitad del XX. Se puede decir, por tanto, que este museo ha sido la madre de la que prácticamente han surgido y se han alimentado casi todos los restantes museos de Vitoria.
Dentro de la definición que el Consejo Internacional de Museos (ICOM) da de un museo como una institución permanente, sin fines de lucro, al servicio de la sociedad y de su desarrollo, y abierta al público, se indica también cuales son sus principales funciones. Éstas son la adquisición, conservación, investigación, transmisión de información y exposición de testimonios materiales de los individuos y su medio ambiente, con fines de estudio, educación y recreación.
Esta definición marca los objetivos principales sobre los que se trabaja en los museos y que hacen que la colección, los testimonios materiales (ahora también inmateriales) sean la base sobre la que se estructura su ser. Cada museo tenemos colecciones que nos dan una personalidad y una identidad únicas y alrededor de ella y como eje vertebrador potenciamos las adquisiciones, la investigación, la programación y organización de actividades y, sobre todo, de las exposiciones temporales.
Por ello la dedicación actual del Museo de Bellas Artes de Álava al arte español de los siglos XVIII, XIX y principios del XX, y sobre todo al arte vasco del periodo 1850-1950, ha conllevado un importante incremento de sus fondos a través de compras, depósitos y donaciones. Esta política de adquisiciones ha permitido mostrar de manera más rica y completa la exposición permanente mediante una gran diversidad de autores, entre los que destacan Aurelio Arteta, los Hermanos Zubiaurre, Darío de Regoyos y los alaveses Ignacio Díaz Olano y el paisajista Fernando de Amárica.
En torno también a esa cronología se organizan importantes exposiciones temporales, tanto de producción propia como resultado de intercambios o itinerancias, entre las que destacan las monográficas sobre pintores como Carlos de Haes, Fernando de Amárica, Ángel Olarte o Gustavo de Maeztu. Asimismo, y acompañadas de estudios especializados, se exhiben de manera individualizada obras como la pintura poco conocida Goya asistido por el médico Arrieta de la colección Remisa , depositada temporalmente en el Museo de Bellas Artes de Álava.
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Vitoria - Gasteiz 06/05/2011
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