Presentación

Un grupo de amigos decidimos, hace ya algunos años, ampliar nuestros conocimientos creando, para ello, la que se denominó “ACADEMIA DE LAS CIENCIAS”. Se entendió que, lejos de encerrarse en un pequeño mundo, era conveniente ampliar miras tanto en los temas a tratar como en las personas especializadas en los mismos.

Esta organización tiene, entre sus objetivos, ampliar conocimientos y generar opinión sobre los más variados temas.

El 19 de octubre de 1990, quedamos inscritos como “ACADEMIA DE LAS CIENCIAS” en el Registro de Asociaciones Culturales del Gobierno Vasco.

Tras celebrarse a lo largo del año 2010 el XX Aniversario de su fundación, los asistentes a los diferentes actos, acordaron la creación de este blog mediante el cual desean dejar constancia de las personas que han asistido y facilitar la participación de los/as interesados/as a través de sus opiniones sobre cada uno de los temas tratados.

Deseamos animaros a participar en este Blog y, por supuesto, a disfrutar de las nuevas ponencias de nuestros invitados y como siempre estarán en la vanguardia de la noticia.

viernes, 22 de abril de 2011

D. Carlos Pérez Uralde - Vitoria, ¿Ciudad sin Pulso?


VITORIA, ¿CIUDAD SIN PULSO?

Por Carlos Pérez Uralde

Carlos Pérez Uralde figura ya en la memoria colectiva de los alaveses, y en especial en la de los vitorianos, como el gran cronista local del tramo final del siglo XX y el arranque del XXI. Su altura intelectual, su rabiosa independencia, su eterna curiosidad y su impagable espíritu crítico nos legaron la mejor fotografía de quiénes somos y hacían dónde vamos.

Carlos, persona cercana, y a la que le gustaba caminar por su barrio, analizaba, en cada paso, tanto a los conciudadanos con los que se cruzaba como a las diferentes plazas, calles, tiendas, colegios, bares, etc., por los que pasaba.

Así, hablando de la especial idiosincrasia de “su” ciudad, decía:

“Esta capital autonómica puede ser extraordinariamente interesante si se tiene interés en que lo sea. A veces la gente confunde el tedio ambiental con su tedio interior, como en el poema de Kavafis, y por eso se extraña tanto al descubrir que se aburre en todas partes. No conozco a ningún tipo con el cerebro atento y las antenas de la curiosidad en permanente estado de alerta que sostenga la certidumbre de que ésta es una ciudad insoportablemente lánguida como antaño. Si lo fuera, yo sería el primero en hacer la valija y largarme en un ballenero a Groenlandia”.

O, hablando del “centralismo” de la Calle Dato, frente a la vida de los barrios, comentaba:

Ahora hay que dejar planteado el dilema sobre si la afluencia masiva de gentes a la plaza mejorará las cosas o convertirá la zona en un hormiguero desordenado comparable a los que se producen en el centro. Estoy seguro de que en este sentido se dividirán las opiniones en el barrio: unos preferirán la plácida soledad de la plaza vacía y otros la masa humana sin la que tanta gente no puede vivir. Lo que permanecerá suceda lo que suceda es la figura de un hombre solo que espera la llegada de quien no va a llegar, precariamente armado con un móvil.

En resumen, Carlos amaba a su ciudad y sufría por esa  “estrechez de miras” que, desde siempre, parece haber inundado cada rincón.

Él era el primero en rebelarse contra ello.

Vitoria - Gasteiz 06/03/1998

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