Presentación

Un grupo de amigos decidimos, hace ya algunos años, ampliar nuestros conocimientos creando, para ello, la que se denominó “ACADEMIA DE LAS CIENCIAS”. Se entendió que, lejos de encerrarse en un pequeño mundo, era conveniente ampliar miras tanto en los temas a tratar como en las personas especializadas en los mismos.

Esta organización tiene, entre sus objetivos, ampliar conocimientos y generar opinión sobre los más variados temas.

El 19 de octubre de 1990, quedamos inscritos como “ACADEMIA DE LAS CIENCIAS” en el Registro de Asociaciones Culturales del Gobierno Vasco.

Tras celebrarse a lo largo del año 2010 el XX Aniversario de su fundación, los asistentes a los diferentes actos, acordaron la creación de este blog mediante el cual desean dejar constancia de las personas que han asistido y facilitar la participación de los/as interesados/as a través de sus opiniones sobre cada uno de los temas tratados.

Deseamos animaros a participar en este Blog y, por supuesto, a disfrutar de las nuevas ponencias de nuestros invitados y como siempre estarán en la vanguardia de la noticia.

martes, 19 de abril de 2011

D. Martí Perarnau - Evolución de la prensa deportiva


Por: Martí Perarnau


El día que el periodista deportivo decidió ponerse la camiseta de su club murió el periodismo deportivo.

Hace años, el periodismo deportivo era un oficio bastante sencillo e incluso bastante honesto. Bastaba con un señor al que todo el mundo llamaba periodista, aunque no tuviese esos estudios, que acudía a las competiciones deportivas con bolígrafo y papel, regresaba a la redacción y mediante una máquina de escribir reflejaba lo ocurrido en la competición. Eran tiempos donde los periodistas, incluso los deportivos, que estaban considerados hermanos menores por su falta de pedigree, no opinaban, sólo informaban. Todos respetaban las reglas básicas del periodismo, que consistían en lo que se denominaba las siete W: quién, qué, cuándo, dónde, cómo, por qué y para qué. Bastaba con eso. Una buena observación del acontecimiento concreto y responder a estas siete W. Con eso confeccionabas una pieza periodística impecable. El resultado es que había un buen periodismo de información.

Esto ya no existe. El periodismo de opinión suplió al periodismo de información.

Hoy el periodista deportivo es, en esencia y básicamente, un hooligan. En vez de responder las siete W y componer una información honesta de lo que ha ocurrido, el periodista deportivo se dedica ahora a confeccionar la pieza más exagerada, la más llamativa, histriónica o escandalosa que puede. Se trata de competir por ver quién dice la barbaridad más gorda. A ver quién consigue llamar más la atención. Por descontado, la información ha dejado de tener importancia, entre otras razones porque la inmediatez se ha comido a las propias noticias.

Puede parecer que culpo de todos los males a los que se denominan periodistas, pero la verdad es que no es así. Creo más bien que estamos ante un problema de la sociedad, ante un problema más de esta sociedad tan problemática. Al periodista deportivo de hace unas décadas, ni se le ocurría mezclar sus sentimientos personales con el acontecimiento. Todos, o la mayoría, tenían y sentían sus colores, por supuesto, pero  lo guardaban para sí mismos. Existía una especie de consenso por el cual nadie mostraba su camiseta en público. Se consideraba de mal gusto, fuera de toda lógica y contrario a la esencia del periodismo y la información.

Paulatinamente, el periodismo fue cambiando. Algunos empezaron a mostrar su camiseta en público y ya nada volvió a ser igual. Hoy, por resumir, podemos decir que el periodismo ha asistido impertérrito al funeral por la información que organizaron hooligans y fanáticos, que son los actuales dueños del cortijo.

Bien, pero ¿por qué ha triunfado semejante estupidez? Pues creo que porque lo que ha cambiado de verdad es nuestra sociedad. No es sólo el periodismo, sino prácticamente todos los oficios. No triunfan los sabios, ni los científicos, ni el médico ilustrado y con experiencia que lleva décadas curando gente en silencio. Triunfan los que gritan y hacen aspavientos, los que maquillan bien su producto, los que prometen milagros a cuatro duros. Creo que basta ver la televisión para comprender lo que digo: la televisión es hoy un desfile de gente sin cerebro, de caraduras sin escrúpulos y gente que se vende por un minuto de fama. La televisión es un desfile de monstruos y está retratando a la perfección una parte muy significativa de nuestra sociedad: la que quiere destacar sin ningún mérito; la que quiere hacerse rica sin trabajar; la que busca la fama en vez de buscar la sabiduría.

Volviendo al periodismo deportivo, es la sociedad la que ha permitido la actual degradación. Los diarios deportivos son escandalosamente partidistas. Ya no se limitan a ser forofos de su equipo: directamente maltratan y hasta insultan al rival. No importa si por el camino hay que pisotear la realidad, no sea que la realidad obligara a modificar los titulares de portada.

Antes, las empresas periodísticas eran dirigidas por editores que sentían correr el periodismo en las venas. Esto también ha cambiado de forma radical: esas empresas son hoy una industria potente que cotiza en Bolsa. Sólo importa el bussiness y al que no le guste, que cambie de oficio, porque los dueños creen que los hooligans son los que venden periódicos y de momento la voluntad del público no les ha demostrado lo contrario.

En el fondo, lo que pienso es que estamos todos metidos en un círculo infernal. Estamos empachados de información continua y sin tiempo para asimilarla.

Te avasallan a datos. Esto no ocurre de forma premeditada, pero ocurre. Y hay muchas empresas, partidos políticos o clubs de fútbol que te cuelan las malas noticias emparedadas dentro de una montaña de información. Te avasallan para que no te enteres.

Hay otro gran fenómeno: la información e investigación es cara y la opinión vulgar, barata.

Si juntamos estos dos fenómenos el resultado es: por un lado, vivimos rodeados por información hasta el extremo de que somos incapaces de digerirla. No podemos leer todo lo que trae el periódico, y necesitamos que alguien lo haga por nosotros. Pero, en realidad, como los medios son poderes establecidos, sus opiniones obedecen a sus intereses, y por otro lado, como la buena información es cara y la opinión es barata, los medios se han decantado por dar opinión. Lamentablemente, muchas veces, manipulada y sesgada.



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Vitoria-Gasteiz 05/03/2010 

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